El 11 de septiembre de 2001 quedó grabado en la historia como un día aciago, luego de los tres ataques terroristas simultáneos contra distintos objetivos en Estados Unidos (EU), siendo el derrumbe de las Torres Gemelas (en Nueva York) y contra el Pentágono (Washington) los más recordados.Pero aún en esos eventos fatales y dolorosos para toda la humanidad, hay lecciones de seguridad que podemos poner en marcha y que le dan sentido social a hechos letales y terribles, como los ocurridos en el 9/11.
Leer notaPrimeros aprendizajes del sector turístico luego de Otis
Blog
Las ráfagas de viento de más de 250 kilómetros por hora que caracterizaron a ese desastre natural llamado Otis, que devastó Acapulco y otras poblaciones guerrerenses a principios de noviembre de 2023, arrasó buena parte de la vegetación local –que tardará alrededor de una década en recuperarse del todo– al igual que infraestructura turística y pública.
Tras el paso de Otis, publicaciones especializadas indicaron que, por una parte, las construcciones costeras que estaban reforzadas con acero estructural soportaron mejor los embates de un viento de equivalencia telúrica, precisamente porque el reglamento local exige estos criterios de edificación, dado que la tierra guerrerense es zona sísmica.
No obstante, los daños fueron mayores para las construcciones más envejecidas, tanto hotelera como de infraestructura, que no tenían esas consideraciones tanto en la estructura como en los acabados. Los vidrios, por ejemplo. Si bien las ráfagas hicieron estallar incluso a los reforzados para huracanes, los primeros en resquebrajarse fueron los que no estaban equipados para afrontar esos fenómenos meteorológicos.
Te puede interesar: Tendencias que impulsan el crecimiento de los seguros paramétricos
De esta manera, reforzar las estructuras que no cuentan con criterios sísmicos y contar con vidrios reforzados son dos de las primeras recomendaciones a seguir para resistir y ser resilientes ante tormentas que se esperan sean cada vez más comunes ante los avances del cambio climático.
En Miami, por ejemplo, se exige a los constructores de hoteles y condominios turísticos, que conciban estructuras capaces de soportar vientos mayores a los 290 kilómetros por hora. Es decir, la tendencia mundial es a elevar esta resistencia.
Otra lección mencionada es la necesidad de prevenir mejor los casos de inundaciones, así como desarrollar un sistema de alcantarillado y drenaje que pueda ser más sólido en estos casos. De igual manera, es importante contar con sólidos sistemas de bombeo que puedan activarse rápidamente tras el paso de una tormenta.
Utilizar paneles de yeso en construcciones costeras no es una opción, dado que son fácilmente arrancados por los vientos huracanados y se convierten en proyectiles que destruyen lo que encuentran a su paso.
Son apenas algunas acciones para conceder una mayor capacidad de resiliencia a una entidad en la que predomina la actividad turística como principal fuente de ingresos. Si bien en todos los casos será importante la recuperación de zonas afectadas por fenómenos meteorológicos, lo cierto es que los hoteles y las instalaciones turísticas aportan mucho a la economía local y nacional cuando cuentan con todos los elementos para recuperarse frente a los embates de la naturaleza.
En este sentido, para el sector hotelero los seguros contra daños son altamente efectivos para resarcir las afectaciones. En el caso de la aseguradora mexicana GMX Seguros, cuenta con una póliza para la hotelería, que es un seguro integral de Responsabilidad Civil y Daños.
La oferta de GMX Seguros incluye un factor complementario que aplica, de manera ideal, en un caso como el paso de Otis en Acapulco: los seguros paramétricos para huracanes. Es una póliza, al servicio de toda la industria turística, que provee los primeros gastos ante pérdidas económicas causadas por la velocidad del viento, conforme a los rangos de velocidad y ubicación establecidos en el contrato.
De esta manera, quien tenga un paramétrico podrá afrontar los primeros gastos derivados del desastre, mientras que la póliza de daños, recibida posteriormente, podrá usarse en reparaciones y adaptaciones. Este paquete de protección se hace cada vez más indispensable conforme se esperen más fenómenos de alto nivel, como Otis, ante el incremento de temperatura en los océanos.
Esta es, sin duda, una de las más valiosas lecciones aprendidas, en primera instancia, tras el paso de Otis, en Acapulco.
Explora más información: Los costos económicos del fenómeno El Niño en los próximos años
Temas relacionados

En Puerto Progreso, Yucatán, un yate de lujo chocó contra la lancha de un pescador. ¿Cómo se aplica una póliza de Responsabilidad Civil en casos así?
Leer nota