La crisis sanitaria que se vive en todo el mundo a raíz de la pandemia por COVID-19 ha pegado en más de una forma a los trabajadores de la salud: médicos, dentistas, enfermeras, laboratoristas y camilleros, entre otros, han vivido jornadas extenuantes, estresantes y, lamentablemente, también han estado expuestos al contagio del virus SARS-Cov-2.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) en su informe de principios de septiembre pasado, señaló que en el continente americano se concentra el mayor número de trabajadores de la salud que han enfermado de COVID-19 en el mundo —más de medio millón sumaron entonces— y que la mayoría de estos casos está en México y Estados Unidos.
Esta situación ha planteado nuevos paradigmas para el personal médico, pues usualmente ellos se concentran en el bienestar de los pacientes, pero a partir del aprendizaje de lo vivido en tiempos de pandemia cuidar al personal sanitario se ha vuelto más importante que nunca, por su valía como personas y también por su estratégica labor para la recuperación de todos.
Parte de este cuidado hacia el personal médico se dirige a la procuración de su salud mental: los niveles de estrés y de cansancio pueden debilitarlos hasta la incapacitación. De ahí que, por ejemplo, el Departamento de Psiquiatría y Salud mental de la UNAM y el Plan de Acción en Salud Mental ante la emergencia por COVID-19 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) se activaron para atender la salud mental para los especialistas en salud que están en la línea de batalla contra el COVID-19.
Agotamiento, insomnio y estrés son tres de las principales afecciones mentales que impactan en el personal médico, señala el estudio “Burnout of healthcare providers during COVID-19”, de Meredith Bradley y Praveen Chahar, publicado en Omnia Health. Según este documento, hasta 40% del personal médico investigado muestra esas características, todos presentes en la primera línea de atención de pacientes de la pandemia.
¿Qué puede hacerse para procurar el bienestar general del personal sanitario?
En el mismo artículo se comenta que las jornadas no deben superar las ocho horas reglamentarias (o menos); brindarles el equipo de protección necesario y con calidad; brindar servicios de apoyo para el cuidado de los hijos de los trabajadores de salud que deben estar al frente de la batalla.
Hay quienes han dado alojamiento alternativo a esos trabajadores de la salud, para que resten el estrés ante el miedo de contagiar a sus familiares. En la Ciudad de México, por ejemplo, algunos hoteles y otros sitios han fungido así para facilitarles esto, al menos durante un tiempo.
Además de lo anterior, comer sanamente, dormir la jornada necesaria todos los días, hacer ejercicio y tener descanso es de suma importancia para contar con un personal de salud asertivo y resistente.
Sin duda, es importante que este personal acuda a asesoría psicológica profesional, no solamente para manejar el estrés y procesar las pérdidas sino que, de ser necesario, pueda recibir medicación para moderar la ansiedad, por ejemplo.
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Para el personal especializado, contar con un seguro de Responsabilidad Civil y Daños para profesionales de la salud también puede significar un apoyo tangible, como el que ofrece GMX Seguros. Si esto se complementa con una práctica equilibrada, podremos contar (y retribuir) a los profesionistas cuya labor hace la diferencia, más que nunca, cada día. Es por el bien de todos. |
