El cambio climático impacta directamente en el sector de seguros, ya que los eventos climáticos catastróficos y la experiencia de mortalidad pueden desencadenar simultáneamente grandes pérdidas en diferentes líneas del negocio de seguros.
De cara al futuro, una mejor conciencia de los riesgos de la industria de los seguros de vida, así como las herramientas innovadoras de mitigación de riesgos, como los bonos de catástrofes de mortalidad, pueden ayudar a construir un sector y una economía de seguros más sostenibles y, en última instancia, una sociedad más resiliente al clima.
Un reciente reporte de la consultora estratégica global McKinsey muestra que el valor en juego de las amenazas inducidas por el clima podría, de manera conservadora, aumentar de alrededor del 2% del PIB mundial a más del 4% en 2050.
De acuerdo con la empresa, un pequeño cambio físico puede cambiar sistemas enteros de manera irreversible, y las poblaciones vulnerables podrían verse afectadas de manera desproporcionada. Entonces, ¿qué debe hacer la industria de seguros para ser más resistente al cambio climático y proteger a las personas de pérdidas financieras y humanas potencialmente devastadoras? Estas son las recomendaciones que McKinsey comparte:
Nuevas respuestas
La industria de seguros generales pronto necesitará remodelar sus modelos comerciales, pero solo unas pocas partes interesadas han tomado medidas significativas: varias aseguradoras están incorporando consideraciones de riesgo climático en sus lanzamientos de nuevos productos y procesos de suscripción. Algunos otros se han comprometido públicamente a reducir su exposición a industrias intensivas en carbono para 2030 o 2040.
Un ejemplo de esto son las iniciativas de la reaseguradora Lloyd’s, que tomó acción para acelerar la transición a una economía sustentable.
Una de sus iniciativas es que asignará 5% de su fondo central para apoyar inversiones de alto impacto de aquí al 2022, y establecerá una hoja de ruta para la transición de su operación a una de cero emisiones para el 2025.
También anunció que se establecerán plazos para que los mercados de Lloyd’s eliminen gradualmente aquellas coberturas de seguros de centrales termoeléctricas a base de carbón, minas de carbón térmico, petróleo de arenas petrolíferas (oil sands) , o nuevas actividades de exploración de energía desarrolladas en el Ártico,.
Mitigar el riesgo climático
Las aseguradoras llevan mucho tiempo ayudando a los clientes a mitigar el riesgo. Ahora también deberían centrarse en mitigar e incluso prevenir el riesgo climático físico. Este compromiso requiere cambiar los modelos comerciales de las transferencias de riesgos transaccionales y los pagos de indemnización y ampliar los incentivos existentes, como reembolsos por el uso de materiales de construcción resistentes, hacia asociaciones directas con los clientes finales. Estas relaciones deben centrarse en la ingeniería de riesgos (gestionar y evitar riesgos) y la mitigación de riesgos. Una parte importante de este cambio se centrará en evitar que los clientes sufran daños y tengan que presentar reclamaciones.
Contribuir a la conversación pública sobre el riesgo climático
De manera similar, las aseguradoras podrían trabajar con el sector público para mejorar los estándares y políticas de construcción; un análisis de modelos de riesgo puede sugerir límites a la construcción en áreas propensas a inundaciones, por ejemplo. Las aseguradoras deberán colaborar con los gobiernos para proporcionar una cobertura asequible y adaptarse a los riesgos cambiantes, como han comenzado a hacer algunas aseguradoras, especialmente en el Reino Unido.
Crear productos innovadores
Las aseguradoras tienen la oportunidad de ofrecer soluciones innovadoras para cubrir peligros nuevos y más frecuentes, tanto agudos (como incendios forestales) como crónicos (como rendimientos reducidos de los cultivos). Las soluciones podrían ser tan sencillas como los paramétricos.
Para identificar nuevas exposiciones y oportunidades de mercado, las aseguradoras deben comprender las consecuencias y los efectos en cadena de los peligros climáticos específicos dentro del contexto de diferentes sectores y áreas geográficas. Como socios asesores, las aseguradoras pueden implementar nuevas soluciones para proteger a los clientes de tales eventos. Las aseguradoras también deben explorar formas de proteger mejor a las empresas de los efectos de catástrofes sistémicas, como las olas de calor que reducen el rendimiento de los cultivos, matan al ganado o limitan las horas de trabajo al aire libre.
Trabajo colaborativo
Además, las aseguradoras podrían desempeñar un papel en la combinación de soluciones de transferencia de riesgo con capital alternativo de inversores con más apetito por el riesgo. Por ejemplo, el Banco Mundial convocó a varios inversores, incluidos un fondo de cobertura y una empresa de reaseguros, para asegurar a una empresa de energía eléctrica uruguaya contra la sequía (que paralizaría la producción hidroeléctrica) y los altos precios del petróleo (que encarecería la generación de energía)
Suscripciones estratégicas
Es evidente que surgirán nuevos peligros, que se requerirán nuevos productos y nuevas soluciones de suscripción. Los modelos tradicionales y, en términos más generales, la experiencia de pérdidas pasadas no predecirá el futuro y eso debe corregirse. Las obligaciones cambiarán, requiriendo nuevas técnicas para la gestión de carteras. Y habrá más efectos no lineales en juego. Por ejemplo, ¿cuál es la correlación entre inundaciones más frecuentes y la actividad económica en una región determinada, lo que hace que el trabajo de los aseguradores sea aún más complejo? En cierto modo, la suscripción deberá volverse más estratégica.