Integración de las construcciones al entorno natural

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La sustentabilidad es una tarea ineludible en estos tiempos: cada aspecto de todos los procesos humanos está tratando de incorporarla. La construcción no se queda atrás en ese sentido y no solamente incorpora elementos de cuidado ambiental a su actividad, sino que las obras mismas que concibe ya los incorpora.

La economía circular propone que haya cada vez menos desechos industriales, y que además se participe con taras de reciclaje, para aminorar el impacto al entorno. Los arquitectos lo saben y cada vez incorporan más estos elementos a sus proyectos: la decoración industrial, por ejemplo, propone la incorporación de los aspectos estructurales a la vista de las oficinas o viviendas, sin generar recubrimientos extras y, por el contrario, empleando materiales como el concreto para fabricar mobiliario o el acero para elementos decorativos y funcionales, todos de larga duración.

Por supuesto, todo lo anterior complementado con sistemas que favorecen la ventilación y la iluminación naturales, o que aprovechan la energía solar para calentar el agua o generar electricidad.

El interiorismo no se ha querido quedar atrás en esta tendencia creciente. El paisajismo se ha integrado incluso en los espacios interiores, utilizando plantas originarias del lugar de la construcción, así como arenas y gravas naturales para hacer pisos permeables al agua de lluvia (para ayudar a su captación y posterior utilización), así como piedras y barros para dar terminados orgánicos a los espacios.

Los pigmentos naturales, derivados de la mezcla de lodos y vegetales, por ejemplo, también se usan para dar acabados a paredes y otros recubrimientos. Las fibras de coco y algunas cortezas que quedan como residuales de industrias como la mueblera o papelera, por ejemplo, están incorporándose tanto detrás de los muros para funcionar como aislantes térmicos y acústicos, así como en tapetes, alfombras y muros visibles, como acabados de texturas auténticamente naturales.

Las maderas recicladas también forman un papel protagónico. Van desde la creación de espacios a base de pallets desechados por la actividad logística, hasta el rescate de troncos de árboles ya desechados (por edad o enfermedades) para recibir tratamientos que les den una segunda vida y puedan incluirse, casi sin elementos de intervención, como parte del mobiliario o del paisajismo de un proyecto.

Al ejercicio especializado de retomar estos materiales naturales para beneficios de un proyecto, procurando el menor impacto posible en el entorno, se le llama diseño biofílico, que es un esfuerzo holístico para lograr que la mayor cantidad de elementos posible sea acorde con el lugar de la edificación o espacio a construir, en armonía con su medio ambiente.

Hay un aspecto a resaltar en esta tendencia y es la búsqueda de brindar a los habitantes de los inmuebles una experiencia de integración al medio ambiente y no su aislamiento. Por ejemplo, incorporar muros verdes o fuentes y otros formatos que incluyan agua, así como iluminación natural, todo con la finalidad de elevar su calidad de vida, así como lograr una mayor valoración y respeto por el entorno de cada lugar.

Hay un último aspecto que redondea ese propósito: procurar la convivencia con otras especies, tanto vegetales como animales: aves, animales de compañía y de ejemplares oriundos de ese lugar se hace presente y cada día más importante, tanto para la ciudadanía contemporánea como para los arquitectos, desarrolladores e interioristas de cada proyecto.

En GMX Seguros conocemos todos estos pormenores. Nos gusta acompañar cada proyecto con nuestro seguro de daños, así como dar nuestra mejor asesoría y respaldo a los especialistas que hacen posibles estos nuevos espacios, a través de nuestro seguro para profesionistas. Integra nuestros productos para lograr la mayor armonía en tu obra.