Lejos de lo que muchos podrían pensar, el diagnóstico de diabetes en la vida de una persona puede ser una señal de comienzo de un camino al bienestar. Con la nutrición y los ejercicios adecuados, además de la atención médica necesaria, el paciente diagnosticado puede vivir en óptimas condiciones, como nunca antes.
Esto es algo que debemos recordar en pleno 14 de noviembre, Día Mundial contra la Diabetes, padecimiento que aqueja a cerca de 500 millones de personas en todo el mundo, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
¿Cómo lograrlo? Cada día se extiende más el concepto de “alimentación personalizada”, que es la asesoría nutricional, impartida por especialistas, en la que consideran tu entorno, características físicas y emocionales, así como tu vida social para diseñar las mejores recomendaciones alimenticias para ti, para cada paciente.
Básicamente, un paciente diagnosticado con diabetes tipo 2 —o insulino-dependiente— recibirá recomendaciones similares a las que una persona que no tiene problemas en la regulación de la glucosa en su cuerpo: frutas y verduras, granos enteros (no procesados) , proteínas y grasas saludables. Además de hacer ejercicio.
Aquí, la clave será en las cantidades y la variedad de alimentos que alguien con diabetes puede consumir.
Si bien es indispensable que el médico sea quien te asesore en estos aspectos, los mismos nutricionistas comentan, por ejemplo, el papel de las frutas en la aportación de vitaminas y fibra para las personas. Cuando se trata de diabetes, usualmente mencionan a las frutas con menor índice glicémico (azúcar), tales como los arándanos frescos (nunca deshidratados, que tienen azúcar concentrada), uvas, fresas, cerezas, ciruelas, toronja, guayaba, frambuesa y manzana.
Anula el consumo de grasas saturadas y de mala calidad (como los aceites comerciales hidrogenados y alimentos fritos) y usa, moderadamente, las “grasas buenas”, presentes en el aguacate, linaza, chía, nueces, almendras, aceitunas, semillas, aceite de linaza, coco o hemp extra virgen.
En cuanto a las proteínas, se referirán más a las carnes magras, con la anotación de que las carnes rojas suelen estar saturadas de grasas y toxinas, por lo que se sugiere que las eviten los diagnosticados con diabetes.
Al mismo tiempo, todos tendríamos que quitar de nuestra ingesta: refrescos, jugos industriales y bebidas con azúcar añadida, harinas industrializadas…
Respecto al ejercicio, si no está habituado al mismo, al principio no le recomendarán comenzar con algo excesivamente vigoroso, sino partir de acciones sencillas como una caminata rápida, una vuelta en bicicleta, una clase de baile de salón. Alrededor de 30 minutos de ejercicio moderado al día, que pueden ser tres rutinas de 10 minutos cada una, repartidas a lo largo del día.
La buena noticia: este estilo de vida sirve para prevenir la diabetes y también para mantenerla bajo control, para quienes ya hayan sido diagnosticados. Esta condición puede evitarse en nueve de cada diez casos siguiendo las medidas de salud más simples y certeras posibles: mantener el peso corporal bajo control, hacer más ejercicio, seguir una dieta saludable, beber muy poco alcohol y no fumar. Como dicen los clásicos: consulte a su médico.
Fuente: Harvard Health.
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