Las estructuras de toboganes, puentes y resbaladillas de plástico sólido soportan la intensa actividad de los niños que visitan los restaurantes. Esta zona de juegos se ha vuelto una amenidad presente en una gran cantidad de establecimientos que buscan de esta manera ofrecer espacios de convivencia para las familias.
No obstante, los percances pueden presentarse en cualquier momento y así ocurrió a principios del verano de 2024, en una cadena de comida rápida al sur de la Ciudad de México. Notas informativas señalaron que hacia el final de la tarde, la instalación de juegos infantiles colapsó –un piso cayó sobre otro– lo que derivó en seis niños heridos.
Se indicó que si bien los infantes tenían algunos golpes y raspones, uno de ellos ameritó traslado a un hospital cercano por un traumatismo no definido.
Dado que la noticia fue de alta relevancia local, se reportó que la municipalidad suspendió funciones del establecimiento para revisar las instalaciones a fondo, además de promover una brigada de revisión de otros restaurantes con espacios similares.
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Al tratarse de una cadena internacional, el restaurante tenía previsto los protocolos de comunicación a la comunidad y, además de lamentar el hecho, señaló que acompañó a las familias en la atención y observación médica de los menores.
Sin duda, este es un caso que representa una situación donde se activa una póliza por daños –para reparar las instalaciones, en este caso los juegos– al igual que una de Responsabilidad Civil (RC) para responder frente a los afectados por el incidente.
Cabe recordar que un seguro de RC puede considerar una partida para gastos médicos, que en este caso se encargaría de cubrir los desembolsos derivados de atender a los niños heridos, incluyendo hospitalización, tratamientos, medicamentos y cualquier otra atención necesaria.
De igual manera contempla una indemnización: si los niños o sus familias deciden presentar una demanda, el seguro se encargará de la defensa legal y, en caso de ser necesario, de pagar las indemnizaciones correspondientes por los daños físicos y emocionales sufridos. Aunque antes, de ser necesario, podría llegar a un acuerdo extrajudicial para evitar el juicio.
Ya cubierto por daños y con recursos para hacer frente a gastos de RC, el establecimiento podría haber previsto un presupuesto para atender gastos para atender la crisis, tales como acciones de comunicación e incluso una campaña posterior para aminorar posibles repercusiones en la reputación del negocio.
Por supuesto, contar con un personal capacitado para responder oportunamente frente a emergencias, así como reemplazar las estructuras afectadas y sostener un programa de mantenimiento constante debe formar parte de las medidas de protección para el restaurante.
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