Es un anuncio común de encontrar en las redes sociales: personas que se dedican a preparar comida para perros o gatos, basada en carnes crudas, huesos y vísceras e incluso algunos vegetales, también crudos. Ellos las elaboran, venden y entregan a domicilio. En otros casos, se comparten las “recetas” para que el responsable del animal de compañía lo prepare en casa.
Se le llama dieta BARF –las siglas de “BiologicallyAppropriate Raw Food” o Alimento Crudo Biológicamente Adecuado– y se ha puesto de moda. Parte de dos principios: usar los mismos ingredientes que encontraban los perros y gatos en estado libre, y además evitar la comida industrializada.
¿Suena lógico? En realidad, no. Los perros llevan 30 mil años de domesticación y nueve mil años en el caso de los gatos.Ciertamente si fueran animales que viven con humanos en comunidades campestres o rurales podría darse el caso de que su sistema de alimentación consistiera en cazar y comer crudo, pero hoy, en la enorme mayoría de los casos, se trata de animales de compañía que viven en espacios urbanizados.Y además, cada vez hay más especialistas veterinarios y zootecnistas que advierten de los grandes riesgos sanitarios que trae esta propuesta.
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Se ha reiterado que no hay estudios científicos que avalen la dieta BARF. Y, sin embargo, sí hay objeciones bien asentadas al respecto, tales como:
1. El Centro Colaborador Nacional para la Salud Ambiental en Vancouver señala que esa forma de alimentación puede generar resistencia a los antibióticos. Los alimentos crudos pueden aportar diversas bacterias (como la E-coli y salmonella) que no pueden ser atacadas por los medicamentos veterinarios estandarizados a escala internacional.
2. El Colegio de Veterinarios de Valencia, España, ha advertido que, además de bacterias, también han encontrado más parásitos (Toxoplasma Gondii y Listeria monocytogenes) entre los animales que reciben la dieta BARF. También se han presentando en formas altamente resistentes al espectro de medicamentos para tratarlos.
En este punto conviene recordar que alimentar con huesos a perros y gatos también es peligroso, ya que pueden desde herirles las encías o astillarles los dientes, hasta causarles oclusión y perforación intestinal, graves afectaciones al sistema digestivo que incluso pueden derivar en la muerte del animal.
3. Alimentación desequilibrada. Algunos minerales y vitaminas pueden estar ausentes de los platos que se preparan domésticamente, causando algunas deficiencias a los animales de compañía.
4. Riesgo de contagio a humanos. A medida que se estrecha la convivencia entre personas y sus animales de compañía, también crecen las posibilidades de transmisión de algunas enfermedades y parásitos. A este fenómeno se le llama zoonosis. Por ejemplo, la Campylobacter, que causa gastroenteritis de diversa gravedad tanto a humanos como a perros, como ya se documentó, por ejemplo, entre un bulldog francés alimentado con carne de aves crudas y su humano.
Siempre será conveniente consultar al veterinario antes de iniciar un cambio de dieta de cualquier tipo para los animalitos de compañía. Por otro lado, la alimentación industrializada de uso veterinario ofrece numerosas opciones, que también deben ser consultadas con un experto en salud animal.
La Procuraduría del Consumidor (Profeco) en México ha hecho numerosos análisis sobre los alimentos animales, tanto húmedos como secos, que ofrecen una apreciación sobre la calidad de los mismos, que también pueden ser referentes para los propietarios.
Dado que siempre será necesario acudir con un veterinario a lo largo de la vida de los animales de compañía, Medipet siempre será un apoyo importante para los análisis y consultas que deberán efectuarse en distintos momentos. No dudes en incluirlo como parte del cuidado básico para perros y gatos.