En las creencias populares, el mundo se divide en personas pro-perro o pro-gato, como de dos variantes humanas. Parece que esa afirmación tiene algunos fundamentos: la Universidad John Carroll, en Estados Unidos, tiene un estudio en el que registró que los dueños de gatos son introvertidos, sensibles y no les gusta seguir las reglas, mientras que quienes tienen un perro en casa son más sociables, enérgicos y bien portados.
Si alguna vez has vuelto a casa y descubres que tus muebles están rasguñados, o si las cosas se han perdido misteriosamente de los estantes, significa que tu amigo peludo está aburrido.
Las hembras de los felinos domésticos alcanzan la madurez sexual a los seis meses de vida y tienen, anualmente, tres ciclos reproductivos. En cada uno puede tener camadas de, en promedio, seis mininos cada vez.